SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS

Los retablos barrocos lucen extraordinariamente
como complemento en nuestros templos, aunque sean de otras épocas.
El Santuario de los Remedios de Mondoñedo Tiene un conjunto de siete
retablos,nacidos para el templo y puestos en el de tal forma que
allí nada falta,ni sobra.

Se logró así un conjunto dieciochesco pocas veces igualado,
por que incluso la disposición de los ventanales y su colorido
de vidrieras hacen que tenga todo la luz que necesitan,
ni mas ni menos.

El pequeño Santuario, a la entrada de Mondoñedo, con su atrio con
verjas de hierro y precediendo de la alhameda frondosa, con sus magnolias
y castaños de Indias y con la fachada del Hospital a un extremo,
forma un conjunto monumental, donde los elementos vegetales están
armonizados con las piedras, como en los parterres de los palacios
borbónicos.

Tal conjunto monumental estaba hasta hace poco, complementado con
la fachada de la cárcel,que como lo demás, había sido construida
por el Obispo Sarmiento,cuando los Prelados eran Señores de la ciudad.
Su fachada grave y severa,grandes verjas de hierro forjado en las
ventanas y un escudo enorme y pomposo y capelo y con borlas, daban
al edificio tinte señorial. Fue un error el haber destruido sin más ni
más ese edificio del que se hubiera podido sacar una gran utilidad
en nuestros días.

Tiempos atrás había habido en Mondoñedo un pequeño santuario erigido
por el Obispo Benavides en honor de la Virgen de los Remedios, y para
sostén de su culto dejó una casa y tierras contiguas , nombrando patronos
a sus sucesores en la Sede.Todo esto sucedió en 1558.

Aquella primitiva ermita debía ser muy sencilla, tenía dos altares
laterales y un siglo más tarde fue preciso rehacerla, por que
amenazaba ruina. La devoción fue creciendo y
la Virgen de los Remedios fue "aclamada por voto
Patrona de la Ciudad y Diócesis, y su antiguo Regimiento Provincial, cuya
bandera permanece en la capilla.

El actual santuario, obra del Obispo Sarmiento, se hizo desde 1733 a 1738
y su construcción corrió a cargo de Fray Lorenzo de Santa Teresa, de quien
ya hemos hablado. El insigne Obispo de Mondoñedo quiso ser enterrado en el
Santuario,en tierra y sin señal alguna, pero la posteridad quiso hacer honor
a su memorias y así se construyó en la nave del templo el suntuoso sarcófago,
donde reposan sus restos.Un arco con salientes columnas corintias y un fronton
circular encuadran el nicho,donde una estatua orante mira hacia el altar mayor.
Este sepulcro se hizo en 1759 y en el mismo hay dos inscripciones latinas
escritas en elegantes disticos, que rezan:
"Hic pius et prudens Sarmientus claditur urna
expectans gestis praemia digna suis".


Cuya traducción española es:
"Aquí se guarda en una urna el piadoso y prudente Sarmiento,
esperando los premios dignos de sus hechos".

La otra inscripción dice:
"En Xenodochium, Templum, cum carcere, Fontem munera sunt Praesulis
aetwue Patris Sic Sarmentus opes acceptos optimos, urbi nostrae pauperibus reddidit,
atque Deo".
"He aquí un recinto, un templo, una cárcel, una fuente.
Son dones de un Padre y Prelado. Así Sarmiento dio excelentes frutos para nuestra
ciudad,para los pobres y para Dios.

No vivía ya el Obispo cuando se construyó la fachada del Santuario obra
de Mateo Angel de Ponte, de Compostela, en 1745. Poco a poco las donaciones
fueron enriqueciendo el templo y en la ley de desamortización de 1855 se
vendió la casa del Capellán y del Sacristán, así como las tierras de la
fundación, pese a que la ley exceptuaba expresamente ese tipo de ventas.

En 1938, en plena guerra española se celebró en toda la diócesis
el segundo centenario de la inauguración del Santuario y desde aquel
momento hacen anualmente una ofrenda por turno a la Virgen los
Ayuntamientos Cabezas de Partido del territorio de la antigua provincia.

Aunque de hecho la Virgen de los Remedios ya era Patrona de la Diócesis,
fue Pío XII quien extendió el decreto y la proclamación se hizo
el 9 de Septiembre de 1949 por el Cardenal Quiroga Palacios.

El domingo 12 de Septiembre de 1954 fue la coronación Canónica de la imagen.
Las fiestas se prepararon con inusitado fervor, recorriendo la imagen las
principales localidades del Obispado. Pocas veces la ciudad episcopal se vió
tan animada como en aquel espléndido día y la alhameda del Santuario
resultaba pequeña para contener el inmenso gentío llegado de toda la diócesis.
Mondoñedo tuvo uno de los dias más grandes de su historia, porque aún la embestida
progresista no había comenzado a atacar las manifestaciones públicas religiosas.

El santuario tiene una forma de cruz latina pero tan poco pronunciada
que casi parece griega y todo se cubre con bóveda de cañón, excepto
el crucero que tiene una cúpula vaída por los cuatro arcos torales.
Esos arcos torales no se juntan en sus extremos,como es corriente, sino
que dejan entre si unos espacios y en ellos se abren cuatro ventanales
y están colocados cuatro retablos esquinados.

De esta forma el crucero, en su espacio central, forma un octágono
de cuatro lados más grandes y otros cuatro más pequeños. Esta disposición
tan característica es un verdadero alarde arquitectónico. El arquitecto
había construido también en Mondoñedo la iglesia de San Pedro de Alcántara,
que tiene igualmente su cúpula vaída,pero la disposición general de aquella
iglesia, aunque más grandiosa es menos original.

El retablo mayor, cuyo dorado se contrató en 1745 es de una minuciosidad
imponente.En su centro tiene el gran templete con la venerada imagen y
sobre su cúpula hay una
Asunción, rodeada de ángeles y ricamente estofada.
Ricamente estofados están también los
santos de los lados, todos ellos pertenecientes a las órdenes benedictina o
cisterciense.

De los cuatro ya mencionados retablos del crucero, dos son barrocos
y dos de estilo rococó. Todos ellos en su cuerpo superior, enmarcan
las ventanas.Uno de ellos tiene una bellísima imagen de Santa Escolástica,
con su báculo y su cogulla benedictina;otro tiene un San Benito y en uno
de los de estilo rococó hay un hermoso lienzo de la Virgen y el Niño, muy
del aire de los pintores cortesanos del siglo XVIII.

En los extremos del crucero hay otros dos retablitos, los más
primitivos de todos, también barrocos, pero más populares, más de la
región. Son blancos, rojos y verdes,con solo doradas las partes talladas
y sus esculturitas son de tipo popular. En ellos destacan dos relieves
uno de los cuales es un nacimiento de ejecución muy fina, en el que
uno de los pastores toca la gaita gallega.

En las fiestas se adorna el Santuario con unas telas muy ricas,traídas de China
a mediados del siglo XVIII. Y en la procesión de Corpus, junto al Santísimo,
que sale de la Catedral, se lleva también la imagen de la Patrona de la Ciudad
y Diócesis
y tiempo atrás, cuentan las gentes, salían también ese día muchos
otros santos de las iglesias y capillas.

Quien visite Mondoñedo,por prisa que lleve, no deberá omitir el ir al Santuario,
si quiere ver uno de los conjuntos más bonitos que se han hecho del barroco,
que es un estilo que surgió del pueblo y para el pueblo en épocas de una fe
muy fuerte que por doquier irradiaba.Por eso el barroco es tan distinto de
unas regiones a otras de nuestra patria, por que el pueblo es distinto.
De ahí que el Santuario de Mondoñedo en su pequeñez, sea algo propio, algo
singular, algo que es el exponente de los días más gloriosos y prósperos
que vivió la ciudad.





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